sábado, 28 de diciembre de 2013

¿Siempre ha sido una vergüenza "dar" sexo oral?

Se ha descubierto que al menos desde la época del Imperio Romano, quien hacia la felación a un hombre era objeto de burlas y desprecio social. 

Hoy en día las prácticas sexuales son en gran medida más variadas o por lo menos más aceptadas que en la antigüedad, sin embargo aún hay estereotipos a derribar, como el que se considere a quien "da" sexo oral (chupa) inferior a quien lo recibe. 

Indican que la discriminación hacia quienes haces sexo oral podría venir desde tiempos inmemoriales, por lo menos en la época del Imperio Romano ya era una vergüenza ser descubierto disfrutando del sexo oral. 

"Dentro de ese desprecio a la pasividad sexual, el sexo oral alcanzaba la máxima expresión y se convertía en tabú. Para el sentir romano no podía haber nada más ridículo y merecedor de vituperio que un ciudadano que practicara la felación y aún mucho menos el cunilingus", explica Miguel Ángel Almodóvar en su libro "Crónica General del Sexo Oral". 

Este desprecio era dirigido tanto a las practicantes femeninas como a los homosexuales. De hecho, era aún más mal visto que el hombre estimulara el clítoris de una mujer. 

John R. Clarke, escritor y experto en cultura romana, explica al respecto: "Existía el concepto de boca pura, porque la boca era símbolo de responsabilidad y deber social. A través de ella se hacía discursos y el arte de la oratoria estaba muy considerado en Roma, con lo que la felación era vista como algo sucio".

Por otro lado, se dice que las prostitutas de la época el Imperio Romano acostumbraban cobrar más por hacer el sexo oral, pues era considerado un acto de los más humillantes.

En Pompeya, por ejemplo, quedaron algunas inscripciones que dan testimonio de estas costumbres, algunas dicen: 

"Lais la chupa por dos ases" (dos ases era lo que costaba una jarra de vino)

"Segundo es un chupapollas muy habilidoso"

Cuenta la leyenda que el emperador Julio César mantenía un tórrido romance homosexual con el general Vitrubio Mamurra, pero lo que más se le criticaba no era que se dejará penetrar por Vitrubio, sino que le hiciera sexo oral. 

Otros ejemplos de la perspectiva de los romanos de la época, son los poemas del incisivo Cátulo, como este: 

"Aurelio, padre de las hambres,
no sólo de éstas, sino de cuantas fueron,
son o serán en los años venideros,
quieres dar por el culo a mi amado.
Y no a escondidas: estás con él, juegas con él,
Y, pegado a su costado intentas de todo.
Es inútil, pues tú, por tender trampas contra mí,
me la vas a mamar a mí primero.
Si lo cortejaras con el vientre lleno, callaría;
pero me molesta enormemente que el jovencito
aprenda ya mismo a pasar hambre y sed.
Así que, déjalo, mientras puedas hacerlo con honor,
no vayas a tener que terminar, pero mamándomela".

Fuente: SDP Noticias

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